En plena metrópoli moderna existe una extraordinaria tienda de juguetes destinada a hacer las delicias de cualquier niño dispuesto a disfrutar y a soñar. Se trata de la tienda mágica de Mr. Magorium, un lugar alucinante donde los juguetes son distintos a los habituales, por la sencilla razón de que tienen vida propia.
Cuando el excéntrico Mr. Magorium anuncia su retirada y que pasará su negocio a Molly Mahoney, su joven encargada, su mágica tienda decidirá transformarse: pasará de ser colorista y bulliciosa a convertirse en gris y silenciosa. Mahoney buscará una solución al problema con ayuda del mutante (un contable contratado para tal fin) y Eric, un niño solitario que posee una increíble colección de sombreros.
Se trata de una película imaginativa y agradable, ideal para las fiestas navideñas y las soñadoras mentes infantiles. La idea de partida es atractiva: una tienda que es como el sueño imposible de todos los niños.
Helm apunta algunas ideas interesantes, como la de que es necesario creer para ver, y la de que si uno no confía en sí mismo jamás podrá hacer realidad sus sueños. También destaca el enfoque nada traumático que se le da al tema de la muerte, un hecho que sin dejar de ser triste, queda expuesto como el fin natural del ser humano y parte integrante de la vida.
Probablemente lo mejor de la película sea la presencia del pequeño Eric, quien aporta frescura a la trama y ofrece algunos momentos logrados, como la divertida conversación a través del cristal o su parlamento en las oficinas del abogado.
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