Lo que sí está claro es que ante las adversidades no debemos amedrentarnos ni venirnos abajo. Las desgracias están ahí, y las alegrías también, pero no está en nuestra mano el elegirlas, y sería un absurdo vivir cabizbajos, lamentándonos de nuestros problemas, de nuestras penas y desgracias.
Precisamente los grandes Santos de la Iglesia supieron aprovechar los malos momentos para superarlos con alegría, llegando incluso a buscar la alegría dentro la adversidad. Y la encontraron. Es difícil, pero con un poco de tesón y con la ayuda de Dios todo podemos conseguirlo, siempre que estemos dispuestos a luchar.
¿Cuantas horas habrá practicado y cuanto esfuerzo habrá puesto este ciclista hasta conseguir estas impresionantes imágenes que os muestro?

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