Llega el momento de mostrar a todos nuestros amigos, conocidos y compañeros de trabajo lo magnificas y estupendas que han sido nuestras vacaciones. Fotos maravillosas, bronceado playero sin el cual no puedes demostrar que has estado en la playa, recuerdos horteras especialmente diseñados para turistas y todo un sin fin de artículos inservibles que terminarán en una repisa en casa, o mejor, en nuestra mesa de trabajo.
Pero lo importante es "desconectar". Para ello, nada mejor que haber tenido en del piso de arriba un vecino o vecina con la hora cambiada, es decir, como si de un vampiro se tratara que con su modus vivendi te mantiene en vilo toda la noche sin poder hacer nada en absoluto para evitarlo, ya que si llamas a la poli igual hasta se toman una copa con ellos.
También sirven para desconectar en vacaciones esos queridos familiares con los que tal vez te ves abocado a compartir casa (suegros, cuñadas, primos,...) que, lejos de buscar la armonía en las relaciones familiares y sociales parece que se empeñan en amargar la existencia a los de su entorno con sus envidias, mentiras, historias, etc.
El último factor que creo necesario para desconectar totalmente es eso que en mi pueblo llaman "la caló", es decir, el calor sofocante como el que hemos vivido estos días de verano en algunas regiones que parece como si derritiera los sesos y que te impide pensar con claridad.
No dudo en absoluto que alguno de vosotros o vosotras podáis añadir nuevos factores a la lista que os he resumido, pero creo que estos que los que he expuesto son más que suficientes para desear con ganas la "vuelta a la normalidad" olvidarse del conocido síndrome post-vacacional, que como sabéis, los expertos han afirmado este verano que no existe como tal pues no reúne los requisitos para recibir esta calificación.
Para mi, la verdadera “prueba del algodón” que me permite verificar si he desconectado realmente consiste en comprobar si me acuerdo de todas las contraseñas que normalmente suelo utilizar en el trabajo, algo que cada vez se va convirtiendo en un problema mayor debido al ingente número de ellas que hemos de recordar a diario (ordenadores, móviles, portátiles, tarjetas, bancos, cuentas de correo, webs, etc.)
Para concluir este post os diré que, un año más, tengo que dar gracias a Dios por haber podido disfrutar de unas tranquilas vacaciones en paz y armonía, compartiendo buenos momentos con los amigos y dedicando todo el tiempo a hacer vida de familia con mi mujer y mis hijos, y por supuesto, con buenos vecinos al lado. El único problema con que me encuentro hoy es que no recuerdo la palabra de paso para arrancar el ordenador...
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