27 junio 2008

El tarro de cristal y su contenido

Un buen amigo me contó un día una anécdota que ya había olvidado cuando, me ha llegado un mail con la misma historia. Se trata de una interesante historia cuya lectura os recomiendo que, además, tiene un buen fondo:

Un profesor, delante de sus alumnos, sin decir ni una palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf.

Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.

El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf.

El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos volvieron a contestar que sí.

Después el profesor cogió una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto, la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime.

El profesor, rápidamente añadió dos cervezas al contenido del bote y efectivamente, el líquido llenó todos los espacios vacíos entre la arena.

Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo: "Quiero que os fijéis que este bote representa la vida, y las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan; cosas que, aunque perdiéramos el resto y sólo nos quedasen éstas, nuestras vidas aún estarían llenas.

Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche,...

La arena es el resto de las pequeñas cosas.

Si primero pusiéramos la arena en el bote, no habría espacio para los perdigones, ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida. Si utilizáramos todo el nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes.

Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, ve con tu mujer a cenar, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua.

Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan. Establece tus prioridades, el resto solo es arena".

Uno de los estudiantes levanto la mano y le preguntó qué representaban las cervezas.

El profesor sonrío y le dijo: "Me alegra que me hagas esta pregunta! La cerveza es sólo para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para tomar dos cañas con un amigo".

2 comentarios:

Armando Vallejo Waigand dijo...

Sí, yo también he leído esta historia, Bartolomé; es realmente una excelente enseñanza para tratar de manejarse en la vida y acercarnos a eso que llamamos la felicidad. Es bueno que nos lo recordemos a menudo, pero conviene decir que si nuestra vida lleva una dirección muy distinta, requiere mucho más que un bella historia para cambiarla. Exige un cambio de hábitos, de organización, de escala de valores, de actividades o de su distribución en el tiempo; y en algunos casos, un cambio incluso de trabajo. Y lo más difícil, que todos los que rodean a la persona con tal propósito estén de acuerdo y le den su apoyo.

No es un freno a las buenas intenciones, es la constatación de que la felicidad no tiene recetas milagrosas, sino que precisa de esfuerzo y constancia. Como todo lo realmente importante en la vida.

Saludos.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Así es, Armando, la conversión y, no ya vista en el sentido cristiano, sino como cambio de actitud ante cualquier dificultad que la vida nos presenta, significa irradicar un ambiente en el que actuabamos de una forma y con unos hábitos adquiridos y insertarnos, indudablemente poco a poco, en el ambiente favorable que nos ayude a ir progresando en un nuevo estilo de vida. No organizo mis prioridades según mi libertad y lo que me conviene,sino según mis apetencias y apegos, que a veces son esclavitudes que me aprisionan y esclavizan y, para salir de ahí y ser libre: donde haga las cosas desde lo que me conviene y es un bien para mí, se necesita voluntad y criterios, es decir, conversión.
Hola Bartolomé, soy Salvador y creo que ya te dejé un comentario en otra ocasión. Un saludo.

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