23 agosto 2008

Las consecuencias del trágico accidente aéreo ocurrido en el Aeropuerto de Barajas

En estos días todos hemos estado pendientes de la tragedia ocurrida el pasado miércoles en la que un avión de la compañía Spanair se estrellaba en el aeropuerto de Barajas nada más despegar y en el que han perecido más de 150 personas.

Cuando ocurren desastres de una naturaleza como esta que comento, el ser humano puede adoptar diferentes posturas:

A) Soy indiferente...

Veo la noticia en televisión o en prensa y paso de hoja como si una noticia más se tratara. Creo que esta actitud merece bien pocos comentarios sobre la condición de este tipo de personas...

B) Si soy un político...

Suspenderé las vacaciones o los actos que tenga programados en mi agenda y acudiré para ofrecer mis condolencias a los familiares de los fallecidos y dar ánimos a los que han sobrevidido y encuentran hospitalizados. Pero sobre todo... para salir en la foto, o mejor dicho, en todas las fotos y cámaras de televisión.

En momentos como éstos, se unen los de izquierdas y los de centro-derecha, perdón, sólo centro... y vemos con las correspondientes expresiones de condolencia y vestimenta adecuadas a las circunstancias a la familia Real, ZP, Felipe González, Rajoy, Esperanza Aguirre, Gallardón,...

C) Si soy un responsable de la línea aérea accidentada...

Investigaré los fallos que originaron el accidente y, por supuesto, intentaré echar balones fuera para que no se vea perjudicada la imágen de la compañía, sobre todo, porque enseguida se pone en marcha un comité de investigación que analiza las causas del siniestro y hay que buscar un "cabeza de turco", que espero no ser yo.

D) Si soy un familiar de los accidentados o fallecidos...

Me veo inmerso en una situación de desesperación, impotencia, incomprensión, rabia,... en la que, más que políticos que me den la palmadita en la espalda pero de reojo estén mirando el objetivo de la cámara que los está filmando, necesito información del estado mi familiar, apoyo, esperanza, fé y... sobre todo: la oración de todos los que presenciamos la escena desde el otro lado de la barrera.

E) Si soy psicólogo...

Ésta es la mía. Tengo la oportunidad de tranquilizar a los familiares y sobrevivientes del accidente, ya que, al parecer, la única ayuda que la sociedad actual presta a quien le golpea la tragedia es la de un psicólogo y, si además soy contratado por el Estado o por alguna compañía, me sacaré unas "perras" con mi trabajo. ¡Con lo fácil que sería echar mano de los muchos sacerdotes que hay repartidos por todas partes que harían de forma totalmente desinteresada esta misma labor, y que además, les podría reconfortar espiritualmente a los afectados...! (esto mismo lo ha dicha la madre de uno de los sobrevivientes)

F) Si soy miembro de un servicio de emergencia...

Tengo la oportunidad de intervenir en el desastre y ayudar a cuantas personas lo necesiten. Quiero aprovechar para destacar la extraordinaria capacidad de respuesta que han tenido los distintos servicios de emergencia madrileños en el rescate de las víctimas de los escombros carbonizados del avión y, posteriormente, en la atención a sus familiares.

F) Y por último, si soy un medio de comunicación...

También ésta es la mía, durante unos días ya tengo portada para el diario y noticia estrella. Sin embargo, únicamente hacemos eco de los políticos que han acudido a hacerse la foto, de la magnífica respuesta de los servicios de emergencia, de las declaraciones públicas de los responsables de la compañía aérea y de la labor de los psiquiatras y psicólogos (muy importante, para calmar los ánimos de los familiares...)

Pero si yo fuera periodista, me preguntaría ¿Por qué mi periódico o cadena de televisión no ha informado acerca de la respuesta espiritual que se ha prestado ante este desastre?

Así es, prácticamente no hemos oído nada acerca de la prontitud con la que el arzobispo de Madrid movilizó a todos los servicios eclesiales para ofrecer su cercanía y ayuda espiritual a cuantos se han visto afectados por la tragedia, al tiempo que ofrecían las misas vespertinas en sufragio por las víctimas.

Desde aquí, mi agradecimiento al Arzobispo de Madrid por tan importante labor y tan poco reconocida aunque, estoy seguro que, muy agradecida por los familiares.

G) Ya sé que había dicho que era el último, sin embargo añadiré uno más en el que nos encontramos la mayoría de las personas: Si soy un tercero que ve la noticia desde lejos...

He de preguntarme: Hoy estoy aquí y ahora, en un sitio determinado, pero dentro de media hora puedo estar montado en un coche, conduciendo una moto, navegando en un barco, volando en un avión, o simplemente cruzando un paso de peatones y puede ser que deje esta vida para cruzar esa frontera de lo desconocido pero cierto (al menos para los creyentes) y pasar ante Dios ese examen de toda nuestra vida pasada.

Circunstancias como ésta me deben de llevar a pensar:

De haber sido uno de los accidentados, ¿hubiera estado en condiciones de pasar ese "exámen"? La respuesta, yo al menos, la tengo muy clara: Si no hubiera aprobado, buscaría ¡ya! un buen sacerdote y me confesaría para estar preparado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también soy católica como usted y también profesional de la psicología. Y me parece estupendo que el arzobispo movilice efectivos, porque la fe en esta clase de situaciones ayuda a muchas personas. Pero querría aclararle que contar con ayuda de psicólogos no es ningún capricho, y que si investiga un poco se dará cuenta de que la mayoría de ellos no están presentes en este tipo de situaciones para ganar dinero, sino de forma voluntaria habitualmente a través de organizaciones como la cruz roja. Y ¿por qué psicólogos si tenemos curas? Pues porque los profesionales de la Psicología han recibido una formación específica para saber como deben atender a esas personas, como los familiares van a ir evolucionando en su respuesta emocional y saben cuál es la forma más adecuada de reaccionar ante las necesidades de las víctimas en cada momento. Claro que la fe es importante, y tener el apoyo de auxiliares religiosos me parece oportuno y necesario. Pero no todo el mundo profesa la fe católica hoy en día, muchos no profesan ningún tipo de fe, y no iban a dejar ayudarse por un sacerdote. Es un error muy profundo pensar que los psicólogos sólo se dedican a escuchar las cuitas de los demás y dar el apoyo que daría un amigo, un familiar, un sacerdote o cualquier otra persona. O ¿acaso cree que nos pasamos estudiando un mínimo de cinco años de carrera sólo aprendiendo a escuchar?

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