Tal es el caso de la anécdota protagonizada por mi amigo Aurelio Díaz-Capmany el pasado jueves 23 de octubre, quien, mientras una multitud de asistentes nos congregábamos en las inmediaciones del Hotel Meliá de Sevilla, lugar -como sabéis-, en el que se estaba celebrando el "Congreso de asesinos de niños no nacidos", se adentró de manera encomiable y valiente en el interior del Hotel para reprochar su actuación personalmente a los congresistas y tuvo la oportunidad de hablar con uno de los empresarios matarifes que iba identificado con su tarjeta en la que figuraba su nombre y procedencia (Méjico). Ahí viene precisamente la anécdota que da título a este post y que, para ser fiel a la verdad, os reproduzco literalmente. Ésta es la conversación que mantuvo Aurelio con el congresista:
- ¿Está usted en el Congreso?
- Sí...
- ¡Vaya!, una vergüenza...
- ¿El qué?
- ¡¡Que se celebre un congreso así...!! —Continuó ante la expresión de asombro del individuo—. Miré, estos son los pies de un feto de diez semanas —señaló el pin de Provida que tenía sobre su camisa—, son los piececitos a tamaño natural de un feto de esa pequeña edad, algo más de medio centímetro. Parece mentira que digan ustedes que esto no es un ser humano... Si su madre hubiera abortado, usted no estaría aquí...
- Y si su madre hubiera abortado usted tampoco.... —le respondió cogido por sorpresa—.
- Efectivamente, pero no lo hizo, por eso me encuentro aquí... ella sabía lo que tenía que hacer...
- Mi madre tampoco abortó.... —le contestó—
- Le repito que por eso está usted aquí, porque su madre no abortó... si hubiera abortado no hubiera nacido. Además... ¿por qué hablan de catorce semanas? ¿Por qué no quince? ¿Qué diferencia hay entre un feto de trece, catorce o quince semanas? ¿Por qué poner el límite en catorce? ¿Es que a partir de quince se convierte en ser humano y antes no lo era...?
- ¿Y por qué no ocho meses? —le respondió el congresista—
- ¡¡Eso digo yo!! ¿Por qué no ocho meses? Pongamos barra libre... ¿Por qué no cuando hayamos nacido?... A ustedes les da igual porque no consideran esa vida, la eliminan, la quitan de en medio...
- Me voy... —y dándose la vuelta se marchó...—
Mientras tanto, desde el hall del hotel se podía ver a través de una enorme cristalera, cómo las personas concentradas a favor de la vida, situadas tras una cinta colocada por la policía acordonando las inmediaciones del hotel, gritaban y agitaban sus banderas en defensa de la vida.
Dentro aún del hotel, pudo coger algún cartel de información de alguna empresa farmacéutica de las que colaboraba o financiaba el congreso que, encima de una mesa, tenían preparados para colgar en algún tablón de anuncios el domingo 24. Todo lo que pudiera destruir de ese congreso era poco... Ellos destruyen vidas humanas, seres únicos e irrepetibles que no pueden defenderse..., por tanto esa era su obligación —pensó—. No obstante y según me cuenta, lo hizo con cuidado, asegurándose que no hubiera cámaras de vigilancia, para evitar aparecer al día siguiente en prensa bajo algún titular del tipo: "Detenido por lesionar la libertad de expresión".
Por último, subió a la planta octava del hotel e hizo la siguiente foto desde el móvil como testimonio de su presencia allí, donde se puede apreciar, a pesar de que los árboles ocultaban a muchos de los asistentes, que la cifra de asistentes a la concentración fue muy elevada, tras la cual bajó y salió del hotel.
Pero no termina aquí la anécdota, por paradojas de la vida y por no haberse colocado encima una de las camisetas rojas de "Derecho a vivir" justo antes de salir por la puerta del hotel, fue injustamente silbado y abucheado por los que se agolpaban frente al hotel, en lugar de haber sido aplaudido, aplausos que sí recibió con posterioridad tras explicarse y contarles lo sucedido a los que se encontraban en la primera fila.
Querido amigo Aurelio, desde estas humildes líneas mi más sincera felicitación por tu valentía y gallardía en un acto como éste en defensa de la vida humana. Ojalá esta anécdota sirva de ejemplo a muchos de nosotros...
3 comentarios:
Enhorabuena a Bartolomé por la excelente crónica sobre lo sucedido y a Aurelio por su valentía en hacer lo que hizo.
Lo que más me llama la atención es que una persona cualquiera ponga contra las cuerdas a un "experto" sobre técnicas abortivas y se quede sin argumentos ante un par de preguntas improvisadas. Es evidente que si el nasciturus, es decir, el ser no nacido que aún está en el vientre materno no fuera vida humana, tal y como afirman algunos, no haría falta ninguna regulación legal para dar cobertura al aborto, al igual que no existe cobertura legal para la extracción de una muela, a para la eliminación de un orzuelo.
Cuanta razón tienes, Alejandro. Acabas de aportar otro nuevo argumento "de cajón".
Alejandro, ¡qué bueno! Nunca lo había pensado de ese modo. Y qué buena crónica! Enhorabuena al protagonista y al que lo cuenta. Cada vez veo más claro que lo único que les mueve a esta gente es el dinero, intentan argumentar algo para lavar su conciencia, pero ni se lo creen, al final lo único que les queda es dar media vuelta, espero que más pronto que tarde se produzcan arrepentimientos sinceros en el mundo abortista español, serán recibidos por los movimientos Provida con los brazos abiertos como lo fue el Hijo Pródigo por su padre.
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